Una de las leyes no escritas de internet dice que los cinco primeros segundos en una web son claves porque el visitante se quede o salga y ya no entre nunca más.
Este primer vistazo de pura imagen, de impacto visual, es pues básico para transmitir la esencia y cautivar al usuario, y un buen diseño es la herramienta principal para conseguirlo.
Unos contenidos originales, trabajados y actualizados pueden quedar en un visto y no visto si no se muestran en un entorno atractivo que los potencie, que haga agradable la experiencia de navegación, quede a la retina del visitante y lo atrape a una próxima visita. Un diseño creativo, singular, fresco y sorprendente es el primer ingrediente del éxito de una página web.
En los tiempos de saturación de información que vivimos, singularidad y diferencia son conceptos absolutamente clave a trabajar. Hoy día se ofrecen decenas de opciones de desarrollo web que trabajan con sistemas modulares, diseños estandarizados y plantillas editables. Todo alternativas muy válidas para casos concretos, pero faltadas de personalidad propia en muchos otros.
Una web que quiera transmitir una image que la identifique más allá de mostrar unos contenidos, se tiene que construir a partir de una idea.
Una web hecha a medida, totalmente personalizada. Una web única que ofrezca un plus de originalidad para distinguirse de la competencia, que llame la atención y consiga ser diferente y, por lo tanto, recordada.